A la época que se le denomina renacimiento vio establecer tanto en la política como en los talentos y en las artes un nuevo orden en las cosas, sin duda el sello de esta época es el contra punto y la polifonía, así como la tendencia a volver a los principios de la antigüedad. La antigüedad revive su paganismo, su sensualidad y su realismo. Se baten en duelo el nuevo espíritu profano y el viejo espíritu cristiano. Esto se ve reflejado en las liricas de la música, se ve en la necesidad de darle un aspecto mas humano a las composiciones; esto se hace rompiendo con los modelos. Los compositores de esta época se dedicaban a traducir la belleza a la música, dejando por lado las técnicas establecidas. Un nuevo arte necesita una nueva técnica por el eso el contra punto y la polifonía, así como el arte dramático y el instrumental resultan el sello de las sociedad renacentista.
Dentro de este arte nuevo existe un extenso poema llamado Roman de Fauvel del siglo XVI, es un extenso poema alegórico sobre las costumbres de la época. Loa autores del texto literario Gervais du Bus y Chaillou du Pestain, describen la vida de un asno llamado Fauvel cuyo nombre es acróstico en los principales vicios observados en este mundo.
Hacia el final del siglo XV, la música sagrada polifónica (según lo ejemplificado en las misas de Johannes Ockeghem y de Jacob Obrecht) había llegado a ser de nuevo más compleja, de una forma que se puede quizás correlacionar con el detallismo imperante en la pintura de la época. Ockeghem, particularmente, tenía gran afición al Canon, tanto convencional como mensural. Incluso compuso una misa en la cual todas las piezas se derivaban canónicamente a partir de una sola línea musical.
Al comienzo del siglo XVI, aparece un modo de simplificación en la notacion, como se puede ver en cierto grado en el trabajo de Josquin des Prez y sus contemporáneos de la escuela franco-flamenca. En el siglo XVI, la escuela franco-flamenca se alejó pronto de los sistemas complejos del juego canónico y mensural de la generación de Ockeghem, tendiendo hacia la imitación por secciones y a los duetos o tríos dentro de una textura general que llegó a incluir hasta cinco y seis voces. Incluso antes de las reformas del concilio de Trento, se comenzaron a escribir prolongados pasajes homofónicos para subrayar el texto o puntos importantes de articulación. Palestrina, por otra parte, vino a cultivar un fluido estilo de contrapunto libre en una densa y rica textura en la cual las disonacias eran seguidas por consonancias en cada pulso. Los retardos eran muy habituales. En Venecia, desde 1534 hasta aproximadamente 1600, se desarrolló el impresionante estilo policoral, que dio a Europa algunas de las más espléndidas composiciones musicales de aquellos tiempos, con los múltiples coros de cantantes, metales y cuerdas. Estas múltiples combinaciones se difundieron por toda Europa en las décadas posteriores, empezando por Alemania y propagándose poco después a España, Francia e Inglaterra, marcando el principio del cambio estilístico que conduciría al Barroco musical.
Dentro de este arte nuevo existe un extenso poema llamado Roman de Fauvel del siglo XVI, es un extenso poema alegórico sobre las costumbres de la época. Loa autores del texto literario Gervais du Bus y Chaillou du Pestain, describen la vida de un asno llamado Fauvel cuyo nombre es acróstico en los principales vicios observados en este mundo.
Hacia el final del siglo XV, la música sagrada polifónica (según lo ejemplificado en las misas de Johannes Ockeghem y de Jacob Obrecht) había llegado a ser de nuevo más compleja, de una forma que se puede quizás correlacionar con el detallismo imperante en la pintura de la época. Ockeghem, particularmente, tenía gran afición al Canon, tanto convencional como mensural. Incluso compuso una misa en la cual todas las piezas se derivaban canónicamente a partir de una sola línea musical.
Al comienzo del siglo XVI, aparece un modo de simplificación en la notacion, como se puede ver en cierto grado en el trabajo de Josquin des Prez y sus contemporáneos de la escuela franco-flamenca. En el siglo XVI, la escuela franco-flamenca se alejó pronto de los sistemas complejos del juego canónico y mensural de la generación de Ockeghem, tendiendo hacia la imitación por secciones y a los duetos o tríos dentro de una textura general que llegó a incluir hasta cinco y seis voces. Incluso antes de las reformas del concilio de Trento, se comenzaron a escribir prolongados pasajes homofónicos para subrayar el texto o puntos importantes de articulación. Palestrina, por otra parte, vino a cultivar un fluido estilo de contrapunto libre en una densa y rica textura en la cual las disonacias eran seguidas por consonancias en cada pulso. Los retardos eran muy habituales. En Venecia, desde 1534 hasta aproximadamente 1600, se desarrolló el impresionante estilo policoral, que dio a Europa algunas de las más espléndidas composiciones musicales de aquellos tiempos, con los múltiples coros de cantantes, metales y cuerdas. Estas múltiples combinaciones se difundieron por toda Europa en las décadas posteriores, empezando por Alemania y propagándose poco después a España, Francia e Inglaterra, marcando el principio del cambio estilístico que conduciría al Barroco musical.
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